domingo, 2 de marzo de 2014

¡Calmado, venado!


Lleno de color los muslos de la vida. 
concediendo con ardor lo que ella pida.
Beso con pasión sus senos, su cintura,
olvidándome que no estará en mi sepultura.

A fin de cuentas el vivir es sólo un acto pasajero
que amerita saber taparse el sol con el sombrero.
A fin de cuentas morirse es elemental
porque después del inicio está el final.

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