sábado, 29 de noviembre de 2014

¡Qué gacho, Nacho!

Tiene ojos vagos de letrina, 
su aliento huele a sucia rata.
Y ninguna recomendación acata
cuando sega vidas por rutina.

Tiene huesos duros de animal,
manos largas con que arrebata
la vida de una forma ingrata,
impune, fría e intencional.

Sus huesos son de caña blanca,
un feo veneno que te arranca
el alma, la luz y la esperanza,
arruinando toda tu templanza.

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